El Estado nacional compró por decreto la histórica Confitería Del Molino por casi 182 millones de pesos. Es el mismo Gobierno que vetó la ley de expropiación del Bauen con el pretexto de que era «cara» y beneficiaba «a pocos».
Según se conoció ayer a través del Boletín oficial, el Estado nacional compró la histórica Confitería Del Molino por casi 182 millones de pesos. El Congreso Nacional lo restaurará para abrir nuevamente el bar y crear un museo.
A través de la publicación de la Resolución 15-E/2017 en el Boletín Oficial, el Gobierno aprobó el acuerdo de avenimiento entre el Subsecretario de Coordinación del Ministerio del interior, Obras Públicas y Vivienda y las firmas Argital Sociedad Anónima Comercial, Inmobiliaria y Financiera y Rocabren Sociedad Anónima, Comercial, Industrial, Financiera e Inmobiliaria. Ahora, el equipo del Plan Rector de Intervenciones Edilicias (PRIE), el mismo que restauró el Palacio Legislativo, podrá ingresar al lugar, hacer un relevamiento de su estado y comenzar las obras.
«Inscríbase en el Registro de la Propiedad Inmueble de la Capital Federal, a nombre del Estado Nacional, la titularidad del dominio del inmueble ubicado en Avenida Rivadavia 1801/07/15 esquina Avenida Callao 10/20/28/30/32 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires», señala el artículo 2 de la resolución, que indica que luego de la tasación efectuada por el Tribunal de Tasaciones se procederá finalmente a desembolsar el dinero que reclamaban las dos familias descendientes de los fundadores de la confitería.
El inmueble, ubicado en la esquina de Callao y Rivadavia, frente al Congreso Nacional, está cerrado y abandonado desde 1997. El 9 de julio pasado cumplió 100 años desde su inauguración.
[blockquote author=»» pull=»normal»]El argumento macrista contra el BAUEN se revela ahora más falaz cuando decide gastar casi la mitad de aquel costo para hacer «un bar y museo para el Congreso».[/blockquote]
Hay que recordar que es el mismo Gobierno que, hace apenas dos meses, vetó la ley de expropiación del Bauen con el argumento de que “favorece a un grupo particularizado, sin beneficio para la comunidad en general”. Un razonamiento que el macrismo no aplica en casos como la minería o los sectores financieros, pero que además ahora se revela más falaz cuando decide gastar casi la mitad del supuesto costo de la expropiación del BAUEN en «un bar y museo para el Congreso».
Pareciera que para el oficialismo, trabajadores creando una cooperativa, recuperando una empresa vaciada por empresarios funestos, tiene menos «beneficio para la comunidad en general” que el bar del Congreso. ¿Será que para el macrismo avanzar en una economía en manos de las personas y en función del bien común es algo indeseable?
