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El futuro del progresismo en América Latina

por | Nov 24, 2016 | Opinión

banderas2Después de tomar el cielo por asalto en la última década, con triunfos electorales en gran parte de América Latina, el progresismo local atraviesa una encrucijada. Con la victoria del macrismo en Argentina y del antichavismo en Venezuela, la derrota en las urnas del evismo en Bolivia y el juicio político que acorrala al petismo en Brasil, una pregunta se impone: ¿cuál es el futuro de la centroizquierda regional?

Para responder este interrogante es preciso tomar lecciones de la historia reciente. Revisar, en definitiva, el debate generado mundialmente tras la caída del Muro de Berlín y el irrefrenable ascenso al poder de la derecha y el neoliberalismo. La encerrona a la que se vio expuesta la izquierda europea tras el colapso del socialismo real podría ser una valiosa experiencia a tener en cuenta en este contexto de desconcierto para la izquierda latinaomericana.

“¿Es verdad que la izquierda ha tocado fondo? Es decir, ¿por fin ha encontrado un punto de apoyo sobre el que poner el pie e iniciar su lenta salida a la superficie? (…) ¿Qué queda de la izquierda después de todo esto? ¿Desde dónde se puede volver a empezar? ¿Dónde se encuentra el ‘punto cero’?”. La introducción del libro titulado, precisamente, Izquierda, punto cero, que parece hablarle a los actuales líderes progresistas de América Latina, se dirigía, en realidad, a sus colegas de Europa hace tres décadas.

Con textos desafiantes, como “La izquierda y sus dudas”, de Norberto Bobbio; “¿Qué queda de la izquierda?”, de Steven Lukes; “Si se imponen los particularismos”, de Ralph Dahrendorf; o “¿La izquierda? Es la ética”, de Giovanni Sartori, el trabajo permitió profundizar la discusión entre los intelectuales y políticos progresistas tras el fracaso soviético.

El trabajo fue editado en 1996 por Giancarlo Bosetti, un filósofo, periodista y escritor italiano que llegó a ser subdirector de L’Unita, uno de los diarios más respetados entre los lectores de la izquierda mundial. Releer estos ensayos, insistimos, se impone hoy como un ejercicio obligatorio en la región.

“La izquierda y sus dudas es un tema que parece hecho para mí, porque personalmente tengo muchas dudas, y no solo de la izquierda”, inició la discusión el siempre genial maestro Bobbio. “Que la izquierda duda de sí misma es un hecho que hoy nadie negaría. Es más, en los últimos tiempos la única certeza de la izquierda es justamente este dudar de sí misma”, agregó el politólogo, jurista y filósofo italiano. ¿Acaso las palabras de Bobbio, escritas hace varios años, no reflejan el contexto actual que atraviesa el progresismo regional por estos días?

Veamos, entonces, qué proponía el autor de El futuro de la democracia para dejar atrás el laberinto: “El problema de cuál vaya a ser el futuro de la izquierda está claro a nivel de los principios, si es que la palabra ‘izquierda’ va a seguir teniendo algún significado. Se trata de realizar el paso de la ‘cuestión social’ dentro de cada uno de los Estados. (…) Personalmente, tengo mis dudas. Y, sin embargo, sólo en esta ‘cuestión social’ hoy no resuelta sigue estando la verdadera razón de ser de la izquierda”. No olvidar la raíz propia de los postulados de izquierda, parecen ser entonces, la guía para este oscuro panorama.

Pero hay más caminos a recorrer. Mientras Macri y sus partidarios repiten hasta el cansancio que hoy no gobierna la derecha en Argentina y mientras la corrupción parece ser el triste y común denominador de los gobiernos progresistas que ahora se retiran en la región, el debate sobre qué significa ser de izquierda se agiganta en la actualidad. Como también lo hizo, curiosamente, en los noventa.

“El panorama político ha cambiado rápidamente: las antiguas banderas están desapareciendo a marchas forzadas y más de uno duda que los mapas basados en la vieja distinción derecha/izquierda sigan siendo utilizables”, aseguró Lukes, profesor de sociología en la Universidad de Nueva York. “Pero la izquierda encarna una tradición y un proyecto nacido de la Ilustración y expresado en los principios de 1789 (…) Lo que queda es una moralidad política fuertemente igualitaria, liberal y antindividualista, capaz de inspirar líneas de acción política a la luz de la cual es posible valorar las iniciativas emprendidas”, completó el intelectual estadounidense que promovió muchos debates de académicos norteamericanos bajo el título: “¿Qué es la izquierda?”.

“La izquierda está en dificultades. Ante todo, se ha quedado sin utopía. Incomprensiblemente, la revolución de 1989 ha destruido la imagen estimulante de un futuro mejor incluso en aquellos que no querían saber nada del comunismo. (…) Pero, ¿dónde empezar ahora que hemos perdido nuestros sueños?”, cuestionó Dahrendorf en Izquierda, punto cero. “Yo querría poner mis esperanzas más bien en los ciudadanos, es decir, en una multiplicidad de asociaciones totalmente independientes del Estado y que dan un sentido a nuestra vida”, cerró el sociólogo, filósofo y politólogo alemán.

“En 1989, el año decisivo, afirmé en un discurso improvisado: izquierda es hacer el bien a los demás, derecha el bien para sí; izquierda es Kant, derecha es Bentham –anunció el magistral Sartori–. El punto sobre el yo quería llamar la atención con mi expresión paradójica es que la ética fuerte es la de Kant (la ética del deber incondicional), mientras que la ética utilitarista es una ética débil (es un cálculo hedonista) que difícilmente puede servir de base a la izquierda como ética”. Por qué relacionar ética con izquierda, porque siguiendo al politólogo y sociólogo italiano, “no solo la ennoblecemos, sino que además contribuimos a explicar sus debilidades y fracasos”.

“La izquierda se encuentra en un mal momento. Pero ahora lo sabe. Y esta es la condición para salir de él”, completó Sartori. Son palabras que, hoy más que nunca, el progresismo moderno debe tener en cuenta si quiere salir del atolladero que vive en América Latina.

Rodrigo Lloret

Rodrigo Lloret

Periodista, licenciado en Ciencia Política y magíster en Relaciones Internacionales. Escribe en Perfil.